jueves, 2 de diciembre de 2010

Placeres que matan...

Dijo una vez alguien a quien admiro:

“El cigarrillo es el tipo perfecto de placer perfecto. Es exquisito y lo deja a uno satisfecho ¿Qué más se puede pedir?" (Oscar Wilde)


Y hoy te cuento mi queridisimo Wilde que yo, una fumadora con todas las letras, una total adicta a la nicotina he decidido borrar tus palabras de mi mente y llevarte la contra.
Y para hacerla bien de una vez por todas, me sumé al Programa de Nicotinell, que después de una evaluacion previa sobre mi condición de fumadora, me esta preparando psicológicamente para dejar el vicio de inmediato en unos días.

¿Y todo esto porque? ¿Por que finalmente tome la decisión? Porque todas las noches antes de acostarme, después de hacer un recuento de las colillas acumuladas en el cenicero, que nunca bajan de las 8, de ver que el atado de 20 que me compré a la mañana solamente tiene 4 puchos, máximo, pienso: Tengo que fumar menos.
Siempre la misma situación, y al otro día, me levanto y digo: Hoy no fumo hasta el mediodía. Y sin embargo, son las 9 de la mañana y ya me fumé 4. 

Evidentemente no existen los grises para mi. No me sale eso de decir Fumo menos y listo. Soy adicta, muy adicta. Y lo peor es que trato de convencerme y de convencer a todos de que no es así.
Tengo 2 alternativas: O me muero de acá a unos años o me pongo las pilas de una buena vez y lo dejo. Sé que me voy a poner insoportable, mas que de costumbre, pero me va a dar un infarto antes de los 30 a este paso. Y no quiero. 

Dos veces largué el pucho y volví. La tercera tiene que ser la vencida.
 

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